Hablar de tatuaje tradicional es hablar del estilo old school, de imágenes sólidas, sencillas y limpias. Uno de los artistas que más ha influido en esta forma de tatuar es Ben Corday, considerado como el padre del tatuaje moderno.
Nacido en Lancashire, Inglaterra, en 1875, como súbdito británico comenzó sus travesías en altamar a la corta edad de 14 años, pero en 1912 se convirtió en ciudadano estadounidense, trabajando como luchador y actor después de haber trabajado en circos.
Después de que se mudase a Estados Unidos, Corday comenzó con el trabajo de tatuar, y lo hizo en ciudades como Nueva York, San Francisco y Los Ángeles, pero mucho de lo que se conoce de esta parte de su vida ha sido a través de compañeros y amigos, y por el libro The Tattoo Travel Book, de Hardy Marks.
Quien le enseñó el oficio fue Bert Grimm, otro de los grandes tatuadores estadounidense, su mentor y amigo, y quien lo introdujo en el fascinante mundo del tatuaje.
Las aportaciones al tatuaje tradicional de este hombre polifacético son aplastantes. Son numerosos flashes de tatuajes, que vendía para pagar su vicio –la bebida–, y al terminarse sus fondos, volvía a pintar sus flashes y reabría la tienda donde los hacía y vendía.
Corday ha sido uno de los tatuadores que más contribuyó al tatuaje tradicional, y fue un artista muy influyente en el mundo del tatuaje y del flash. Sus diseños de tendencias orientalistas (japonesas), son conocidos por presentar finas líneas y un sombreado característico, integrados a elementos occidentales.
Junto a tatuadores de la talla de Bert Grimm, Don Ed Hardy o Sailor Jerry, Corday es valorado como uno de los mejores tatuadores americanos del estilo old school.
Tatuaje tradicional
Las características más sobresalientes del tatuaje tradicional realizado por Ben Corday son dibujos hechos con delineadores negros y con un cierto grosor, con una paleta de colores más bien básicos (amarillos, rojos, verdes y alguno más).
Entre los motivos más repetidos están los dibujos marineros, florales, animales, cowgirls o bélicos; es lógico que uno de los motivos recurrentes sean precisamente los marineros y los referidos a la guerra, ya que él mismo fue marino y participó en la Segunda Guerra de los Boers en Sudáfrica.
Fue un artista que plasmó su impronta en el tatuaje tradicional, en el diseño del flash y en toda la estética que puede advertirse en el estilo old school.
Animado por sus experiencias en altamar, con la convivencia entre marineros y las aventuras bélicas, Corday reflejó su mundo interior en dibujos espléndidos, que dejó en el tatuaje tradicional.
Ocasionalmente, después de sus peripecias a lo largo y ancho de Estados Unidos, se establecería en Los Ángeles, con una tienda de tatuajes en Main Street, y moriría en su cama, en su casa cerca de Hewitt Street, en 1938.
El trabajo de Ben Corday, sin duda, ha contribuido de manera notable a la modernización del tatuaje tradicional y al cambio de percepción del mismo.
Fotos archivo: inkrattattoo